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Egresada de la BENV "Enrique C.Rébsamen" Generación "José Mancisidor" 1984-1988 VIBORAS

sábado, 28 de mayo de 2011

Interpretación y valorización de las entrevistas-testimonios como fuentes de estudio del pasado, breve reflexión sobre cómo se han modificado las representaciones de la otredad y una reflexión del continuo que va del presente del pasado y de nuevo al presente.

El acceso a la historia de la Independencia de México a través de las entrevistas-testimonios como fuente de estudio del pasado  es un tanto difícil, ya que no contamos con personas que  conserven recuerdos vividos sobre tal hecho, lo que conlleva a presentar las ideas vigentes estudiadas en el acontecer social, económico y cultural de nuestro país , tornándose en una mera interpretación de testimonios históricos y de los conceptos contemporáneos  dándole un sentido al pasado en relación con un tiempo distinto y enfrentándose a la imagen que a través del tiempo se ha hecho de una realidad del pasado encarnada en el presente, que constituyen nuestro patrimonio común histórico.  El principal objetivo de este trabajo  es que transitando este camino obtengamos una mayor comprensión del movimiento de Independencia.     
     La ilustración, el enciclopedismo, la independencia de Estados Unidos (1776) y la revolución francesa (1789) con la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano formaron parte de las ideas libertarias que llegaron a la Nueva España e influyeron en su independencia. La invasión napoleónica aceleró el comienzo de la lucha . Al descontento de los criollos se unió la oposición de los peninsulares respecto al nuevo emperador; este hecho fue aprovechado por aquéllos mediante una serie de insurrecciones, primero, hasta el desarrollo de la guerra, después. La independencia se veía la única opción para establecer un gobierno libre, capaz de administrarse y dirigirse por sí mismo, porque la corona española ya no se ocupaba de  sus territorios y tenía sus propios problemas.
     Aunque Desde el siglo XVI los esclavos negros empezaron a representar un serio problema para el gobierno de la Nueva españa, ya que muchos se fugaban de las haciendas e ingenios azucareros y cometían toda clase de asaltos en los caminos. A fines de siglo se realizaron batidas contra ellos  entre Alvarado y Coatzacoalcos, pero en 1606 hubo brotes de rebeldía en las zonas de Villa Rica, Nueva Veracruz, Antón Lizardo y la cuenca del Río Blanco, aunque la mayor amenaza provino de la región de Orizaba, donde unos 500 negros eran fugitivos.

     En 1609, un negro llamado Yanga,  encabezó una insurrección que fue combatida por los españoles, el líder negro perdió la batalla, continuando la lucha lo que obligó al gobierno a firmar un pacto de amnistía, por medio del cual, los negros consiguieron su libertad y el derecho a fundar el pueblo de San Lorenzo de los Negros, hoy municipio de Yanga. En este territorio veracruzano se da por primera vez  la abolición de la esclavitud en el continente americano.
      En Veracruz, al igual que en casi todo el país, hubo hombres que sostuvieron las ideas libertarias, confiaron en ellas y ofrecieron su vida por defenderlas. Tal fue el caso de Diego Leño que en 1808  formó parte del Ayto. de Xalapa. En noviembre de 1809 llegó a Veracruz el capitán Ignacio Allende, quien ya preparaba una conspiración en Querétaro…entre los veracruzanos encontró algunos simpatizantes de las ideas libertarias; uno de ellos fue Antonio  Merino, el cual mantuvo comunicación con Allende.

     Al principio el movimiento libertario hallaba su inmediata justificación, para la mayoría de la gente, en la venganza que se estaba consumando como respuesta a las injusticias de carácter material cometidas por los gachupines, peninsulares y criollos. En estos años se empezó a usar la palabra gachupín con sentido peyorativo; según Alamán, servía para designar a los españoles que querían entregar el trono de España a Napoleón. Las injusticias referidas las sufría el pueblo novohispano considerado éste como el haz de todos los grupos raciales que componían a la nación. Sin embargo, era necesario que surgiera un pretexto fundamental para iniciar en la Nueva España la lucha por la independencia y éste fue, sin duda, la prisión de los reyes de España por Napoleón Bonaparte.

     Aunque ante la ley los criollos eran considerados españoles, en la práctica no se les consideraba iguales. Desde el inicio de la colonia hubo tensiones entre criollos y peninsulares. Los segundos decían que las condiciones climáticas de América degeneraban el cerebro y mente de los europeos y por eso los criollos no eran tan capaces como ellos. Los criollos, sin embargo, insistían en que eran iguales y tan leales a la Corona como cualquier español. Obviamente, tanto criollos como peninsulares querían el control sobre las poblaciones indígenas y el acceso al poder político.  Esta lucha no sólo se libraba en el territorio de la Nueva España, sino en todos aquellos en que eran sometidos por el yugo de la otrora Corona española, tal era el caso de Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina, Chile, Paraguay, Salvador, Perú y Nicaragua, quienes también iniciaron su proceso independentista.

     En nuestro país, las conspiraciones surgieron tan pronto como se supo de la invasión de José Bonaparte. El 15 de septiembre de 1808, Francisco Primo de Verdad, Francisco Azcárate y fray Juan de Talamantes se alzaron contra el virrey José de Iturrigaray y, desconociendo al ayuntamiento de la ciudad de México, propusieron la creación de una junta de Gobierno, semejante a las que funcionaban en España contra el invasor, con la esperanza de que el poder pasara al pueblo, es decir, a los criollos ricos. La relación de los peninsulares no se hizo esperar. Temiendo que la colonia se independizara con ello, se acabara sus privilegios, encarcelaron a los rebeldes. Este acontecimiento demostró a los, criollo que los medios pacíficos serían insuficientes para la lucha; en consecuencia a partir de entonces, empezaron a organizarse y a conspirar.

     Esta conspiración tenía conexiones con la de Querétaro, que fue la de mayor trascendencia,  porque se encontraban en ella los líderes de la insurrección: Miguel de Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez, entre otros.
    
     En Xalapa, la simpatía a este movimiento, lo encabezaba  el canónigo Cárdena, que celebraba juntas secretas con el  médico Ojeda Velad y los presbíteros Cabañas, Ortiz, Lucilo Téllez, Mariano Rincón, Ignacio Paz, los licenciados Castro Apolbón y Ruiz;  discutían  las ideas reformistas que campeaban en España. Estas  juntas que fueron descubiertas, ocasionando la prisión de Cárdena y otros más,  huyendo  los restantes a Naolinco.
     La conspiración de Querétaro fue descubierta el 15 de septiembre de 1810 y provocó que se adelantaran el acontecimiento para la lucha. Josefa Ortíz, esposa del corregidor Miguel Domínguez, avisó a Allende que la conjura había sido descubierta, y éste a su vez previno a Hidalgo-

      Es así como da inicio la guerra de Independencia la madrugada del 16 de Septiembre de 1810. Fue un movimiento desordenado que alcanzó algunas victorias debido al numeroso contingente que logró reunir Hidalgo en los primeros días del movimiento, pero que a la larga se convirtió en un problema por el saqueo y los excesos que cometieron las tropas insurgentes. Esta situación evidenció las diferencias entre Hidalgo y Allende en la forma como debía conducirse la guerra.

      En octubre de 1810 llegaron a Xalapa noticias oficiales de la insurrección, como un manifiesto del Virrey Francisco Javier Venegas, quien acababa de tomar posesión. En dicho manifiesto se ofrecía recompensa por la aprehensión de los insurgentes.

      En diciembre de 1810, en Guadalajara, Hidalgo organizó el primer gobierno revolucionario, del que sería el máximo líder. Nombró como sus ministros a Ignacio López Rayón (de Estado) y José Ma. Chico (Gracia y Justicia). Las primeras acciones de gobierno fueron: una reforma agraria que postulaba a los indígenas propietarios de la tierra, la supresión de los tributos y la declaración de la libertad de los esclavos.

      Esta etapa concluyó en el fusilamiento de Allende, Aldama y Jiménez, el 26 de junio de 1811 en Chihuahua y un mes después, 30 de julio, el de Hidalgo.

      En Orizaba, cuyos habitantes se distinguieron siempre por su profundo patriotismo y su rebeldía a los invasores, las ideas independentistas fueron abrazadas con pasión, distinguiéndose don Francisco Leyva, el indio Constantino y don Simón Bravo, que iniciaron la campaña y permanecieron durante el año de 1811 aislados en Texmalaca y Barranca Seca. El 2 de mayo de 1811 la lucha  armada hizo acto de presencia en Veracruz, con la aparición de partidas de gentes de Medellín, Jamapa y Cotaxtla. El primer grupo insurgente fue capitaneado por los Bello presentándose en Teocelo, Xico e Ixhuacán el 13 de octubre de 1811.
     El movimiento continúa encabezado por José María Morelos y Pavón en la región sur de la Nueva España. Junto a Morelos participan: los hermanos Galeana, Pablo y Hermenegildo; los Bravo, Leonardo, Miguel y Nicolás; el cura Mariano Matamoros; Vicente Guerrero, Guadalupe Victoria, entre otros. Más que el orden y disciplina que le imprimió al ejército insurgente, la etapa se caracteriza porque Morelos logra darle organización política al movimiento, declarar la independencia absoluta de España, y plantear una forma de gobierno representativa, dividida en tres poderes, así como la creación de un Congreso.
     En agosto de 1812 las plazas de Veracruz y Xalapa volvieron a quedar incomunicadas, mediante un cerco que pretendieron romper con un convoy que conduciría a México la correspondencia de España y trajera de Puebla harina y otros artículos, se comisionó al señor Laboqui para llevar a cabo esta empresa;  pero Morelos  que se encontraba en Tehuacán,  tuvo noticias de estos planes y comisionó a Don Nicolás Bravo para atacarlo; lo cual hizo en El Palmar, destrozando la expedición. Fue  cuando el “Siervo de la Nación” confirió a Don Nicolás Bravo el mando militar de la provincia de Veracruz,  precisamente  en San Juan Coscomatepec  se cubrió con el limbo de la gloria. Según narran los historiadores que el Virrey Venegas no perdonó a su padre,  a pesar de que el General Morelos le ofreciera la vida de 800 realistas a cambio. Al fracasar este arreglo, Morelos ordenó a don Nicolás Bravo pasar a cuchillo a todos los prisioneros,  quien después de meditarlo  les perdonó la vida, por esta magnanimidad lo registra la historia.
     En 1812, en Veracruz  se suman al movimiento los curas don Manuel de las Fuentes Alarcón en Maltrata, don José Moctezuma Cortés, en Zongolica y los guerrilleros Miguel Montiel y Miguel Moreno, Alarcón inició el ataque a Orizaba, frente a Santa Catarina y se adueña de la población. La población es recuperada por los realistas Llano y Labaqui. El 19 de Octubre de 1812 se inició la expedición enviada por Morelos y al mando de Nicolás Bravo que ataca desde Santa Catarina y Tlachichilco, derrotando al realista Andrade, entrando Morelos a Orizaba el 29 de Octubre. El 2 de Noviembre es derrotado en la batalla del Puente Colorado por las fuerzas realistas del general Aguila. Don Mariano Rincón y Don Nicolás Bravo sitiaron Xalapa, iniciando la acción el 11 de noviembre de 1812, los insurgentes atacaron el 21 del mismo mes, de ahí Bravo se retiró a Puente del Rey.  El 25 de Diciembre juran las autoridades de Orizaba la Constitución Española de 1812.

     En 1813, decae el ánimo de los revolucionarios, por las derrotas sufridas. A estas calamidades se suma, la peste que se registró en Orizaba de viruela y sarampión y que causó numerosas víctimas.

     El 22 de octubre de 1814, el Congreso de Anáhuac publicó en Apatzingán el Decreto constitucional para la libertad de la América Mexicana. Se establecía en él que el gobierno estaría conformado por un triunvirato. Lo integraron José María Morelos, José María Liceaga, José María Cos.

     Tras este importante evento en la historia mexicana, la revolución volvió a entrar en un período crítico. Los realistas lograron una serie de victorias estratégicas. 

    Mientras tanto, en España, al regresar Fernando VII de su cautiverio en Bayona, Francia, en marzo de 1814, fue recibido con bastante entusiasmo por el pueblo español, y aunque tuvo que atacar la Constitución, la suprimió el 4 de Mayo siguiente e hizo desaparecer a la Cortes de Cádiz, ordenó la persecución de los liberales y recuperó el carácter de monarca absoluto, Ante esta situación, las logias masónicas comenzaron a actuar, decidiendo terminar con la tiranía, para lo cual hicieron labor de proselitismo en el ejército y prepararon una revolución.

     En la Nueva España, el  Congreso debió huir para evitar ser capturado. Mientras luchaba contra el ejército español para proteger al Congreso, Morelos fue apresado. Después de haber sido degradado, lo excomulgaron y finalmente fue fusilado el 22 de diciembre de 1815.
     Morelos encontraba para su vida un desenlace similar al de Hidalgo, el otro gran caudillo de las primeras etapas de la lucha por la Independencia de México. Pero sin duda, su acción y su legado perduraron, continuadas por quienes mantuvieron la lucha por la expulsión definitiva de los españoles de la América Septentrional. Algo que el pueblo mexicano tardaría una década más en lograr.

     La guerra se extinguía en todas partes y ya sólo parecía sostenerla el indómito Guerrero. Pero en Orizaba tomó nuevos bríos.   En 1816, Montiel organiza un ataque impetuoso a la población y siendo sus tropas de caballería, las hizo hechar pié a tierra para luchar en igualdad de circunstancias que los realistas atrincherados en la parroquia. Este gesto de valor puro, alentó a sus soldados que al fín derrotaron a los españoles.  En 1817, son fusilados 17 insurgentes en el cerro del Borrego capturados por Hevia en Palmillas. En 1819, un terremoto destruyó la torre de la Concordia, una sequía destruye todas las cosechas. Motín del pueblo contra Hevia. 
     Puede considerarse como un periodo de resistencia. Ni los insurgentes pudieron imponerse a los realistas, ni las tropas del rey lograron sofocar por completo el movimiento. Pequeños grupos rebeldes continuaron en pie de guerra, entre los hombres que se destacaron en esta etapa se encuentran: Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Juan Álvarez, entre otros. En 1817 Mina le dio un nuevo impulso al movimiento, pero fue rápidamente sofocado y terminó con su fusilamiento en noviembre de ese año.

     En 1820, el valle de Orizaba se había pacificado por completo.

     En enero de 1820 el coronel Rafael Diego, comandante del batallón de Asturias, se pronunció en contra del rey y le exigió el restablecimiento de la constitución.

     Cuando lo ocurrido en España se empezó a conocer en México, el virrey Apodaca se las arregló para evitar que se difundieran las noticias del movimiento revolucionario español, pues no deseaba acatar la Constitución. Pero su esfuerzo fue en vano, ya que en Veracruz los liberales se lanzaron a la calle y presionaron al gobernador García Dávila, logrando que proclamase la nueva ley.

    Apodaca al ver lo que sucedía lo mismo en otras ciudades, se dispuso a actuar de igual manera. Así, el 31 de Mayo jura y hace jurar la Constitución a las autoridades; además, toma el nombre de jefe político superior y capitán general, como correspondía a la nueva situación leal. Poco después convocó a elecciones municipales y estableció la libertad de imprenta.

     Lo anterior causó mucha inquietud entre los españoles peninsulares y demás partidarios de la monarquía, pues las nuevas leyes constituía una amenaza para sus privilegios. Comenzaron a organizarse para separarse de España y dar continuidad a su situación. Desde luego que sus ideas independentistas se alejaban de las de los insurgentes, al no perseguir el mejoramiento de las condiciones socioeconómicas de la población, sino de su bienestar personal.
     Los criollos, por su parte, propagaban las ideas liberadoras a través de diversas publicaciones; entre los periodistas de ese momento destacan Carlos María Bustamante y José Joaquín Fernández de Lizardi, el pensador mexicano.

     Los españoles inconformes, entre ellos el virrey, se reunían en el templo de la profesa para conspirar, siendo el dirigente principal el canónigo Matías Monteagudo El plan consistía en separarse de España, impedir la aplicación de la constitución de Cádiz y ofrecer el trono a un miembro de la familia real española. Para los efectos del plan eran necesarios los servicios de un militar español que les inspiraba confianza; por lo tanto, se propuso al coronel Agustín de Iturbide, quien se había distinguido por ser muy combativo en las batallas que sostuvo contra los insurgentes.

      Alrededor de Iturbide, nuevo centro de atención, se fue conformando un partido integrado por miembros del alto clero, propietarios de minas y grandes haciendas, comerciantes, autoridades y, desde luego, altos jefes militares. Los conjurados de la Profesa lograron que Iturbide tuviera el mando del ejército del Sur. Con este apoyo y con más efectivos militares, Iturbide se lanzó en contra de Guerrero y Pedro Ascencio, pero al resultar derrotado y después de evaluar la situación – que no era favorable – decidió aliarse con Guerrero para lograr la independencia, para lo cual concertó entrevista con los jefes insurgentes, hasta que logró reunirse con Guerrero en Acatempan el 10 de febrero de 1821. Guerrero representaba la lucha por la consecución de los ideales de los primeros insurgentes; deseaba obtener la independencia para que cambiara el modo de vida de los mexicanos y ya no dependieran de la corona española, formando una nación gobernadora con leyes liberales y democráticas.
    
Iturbide, por el contrario, quien representaba a la corriente conservadora, era oportunista que aprovechaba todas las ocasiones para colocarse ventajosamente, aunque para ello tuviera que atropellar los intereses y derechos de los demás. Quería la independencia, pero únicamente para las clases privilegiadas conservaran su situación y él pudiera obtener su correspondiente recompensa.
    
    El día 24 de febrero de 1821 se firmó el Plan de Iguala. Entre sus puntos importantes tenemos: La religión Católica sería la única aceptada en el país. La Nueva España sería independiente de cualquier otra potencia.

    Su gobierno seria una monarquía constitucional, a cargo de un miembro de la casa de Habsburgo. Todos los habitantes tendrían la categoría de ciudadanos y el derecho a ocupar cargos públicos, según sus méritos. El gobierno así forrado sería protegido por el ejército de las tres garantías. Religión, independencia y Unión.
 
  Iturbide y Guerrero encontraron al Plan de Iguala por parte de los absolutistas, encabezados por le virrey, quien decidió enviar tropas a combatirlos. Sin embargo, gradualmente diversos jefes militares se fueron sumando al Plan y se enfrentaron a los realistas, hasta dejarles únicamente las ciudades de México y Veracruz.

     El Estado de Veracruz es el escenario histórico que determina el fin de la colonia española. El 30 de julio de 1821 llega al puerto el nuevo virrey Juan de O’Donojú, el pronunciamiento de Iturbide se hallaba extendido por la provincia veracruzana y Santa Ana había intentado ocupar sin éxito la plaza portuaria.   La clase comerciante no simpatizaba con la Independencia. El reciente Virrey era de tendencia liberal, consciente de la crisis de la corona española, decidió emprender los tratos para que la emancipación se efectuara definitivamente de manera pacífica, por lo cual contacto con los independentistas y escoltado por Santa Anna, viajó a la Villa de Córdoba, firmando en el Hotel Zeballos los Tratados de Córdoba con Agustín de Iturbide, en los cuales se reconoce a México como imperio independiente que sería gobernado por un monarca constitucional, sucediendo esto el 24 de agosto del año mencionado.


      Para consumar la ansiada independencia sólo faltaba entrar en la capital, en la que se encontraba fuerzas del ejército español al mando del mariscal Novella. O´donojú, según los tratados, arregló la salida de esas tropas y se preparó la llegada del ejército trigarante para el día 27 de septiembre. El día 24, no obstante, Vicente Filisola había arribado a la capital con cuatro mil hombres, siendo el primer jefe del ejército independentista en llegar. Tres días después entraron las fuerzas trigarantes, con Iturbide al frente. Éste se dirigió al Palacio, en donde, junto con O´donojú, presenció el desfile de las tropas y asistió a la celebración de los servicios religiosos en la catedral. Iturbide, dirigiéndose a los ciudadanos, dijo: "Ya sabéis el modo de ser libres; a vosotros toca señalar el de ser felices".

      Los términos en  los que se logró la Independencia distaban mucho de lo que Hidalgo, como a Morelos, y otros caudillos populares se habían propuesto al iniciar el movimiento. La situación política, económica y social de los mestizos e indígenas no había cambiado, aunque si la de los criollos nobles y el alto Clero. Ellos tomaron el poder en sus manos y desplazaron a los españoles.
    
      Iturbide, apoyado por el ejército, se hizo proclamar emperador de México. Veracruz fue una de las muchas provincias que no aceptaron dicho imperio, pues eran partidarios de ver a nuestro país, constituido en una república y fue en Veracruz, donde se organizó la primera sublevación contra Iturbide. Santa  Anna y Victoria firmaron el Plan de Veracruz que desembocó en el Plan de Casamata, a dicho plan se unieron antiguos caudillos insurgentes como Guerrero y Prado; incluso las tropas  fueron  enviadas para combatir a los rebeldes, de esta manera cayó la monarquía Iturbidista y la nación se volvió  republicana.

     A través de este trayecto histórico que pretendía ser breve, nos es imposible no dejar atrás detalles de este proceso y nos hace tener bien en claro que las ideas libertarias que hicieron de nuestro país una patria independiente continúan vigentes y plasmadas en nuestra Constitución, que  nos corresponde a nosotros, los docentes principalmente, hacerlas nacer en nuestros alumnos por medio de una investigación profunda y permanente, utilizando todas las herramientas de que dispongamos,  sin dejar pasar por alto que cada etapa de nuestra historia tiende a repetirse y que los yugos de otros tiempos, en el presente son diferentes, pero de la misma forma esclavizan a nuestro país.
















sábado, 14 de mayo de 2011

Reflexión acerca de las prácticas como docente de primaria en la enseñanza aprendizaje de la historia

Aprender historia es importante para no repetir los errores del pasado, sino para buscar el progreso personal, de la comunidad y del país en si.
En historia se utiliza el método constructivista, analítico y reflexivo, utilizando diferentes estrategias para la adquisición de las competencias históricas que te permiten interactuar en tu presente.
mi forma de enseñar historia se parece un poco a la forma en que me enseñaron mis maestros porque tuve docentes muy innovadores para su tiempo, llenos de conocimientos y actitudes de reflexión e investigación.
los resultados que he obtenido es que los niños se interesan en la investigación y en la reflexión, desafortunadamente los exámenes siguen evaluando conocimientos memorísticos.
Mi escuela cuenta con materiales como pantalla de televisión, DVD, cds, libros de la biblioteca del aula, láminas, teatrino, etc.
Para mejorar mi práctica lo que me hace falta es tiempo, que me quiten actividades administrativas que me impiden realizar actividades que al niño lo hagan más competente en el uso de sus conocimientos históricos. además me hacen falta más herramientas audiovisuales como son un pizarrón electrónico, una computadora en el aula, internet, etc.

Preguntas guía para la reflexión

Aprendí historia de mis profesores de educación primaria que ocuparon distintas estrategias activas en base a una narración participativa, dramatizaciones, cuestionarios, resúmenes, cantos, declamaciones,etc. Cabe decir que en las dramatizaciones los alumnos nos divertíamos bastante desde la organización hasta la puesta en escena, interpretando personajes de diferentes epocas de la historia. En la narración histórica había mucho saber y conocimiento de parte de los maestros lo que hacía que nuestras dudas fueran aclaradas, además de un profundo amor a la patria. Cuando iniciamos historia universal nos topamos con el enorme trabajo de memorizar datos, nombres, etc, sin embargo el haber aprendido que la historia significa cambio, nos permitió tener interés genuino en el aprendizaje de la misma. ahora mismo recuerdo una frase que me quedó grabada de mis profesores: " El que no aprende su historia, tiende a repetirla".
Mis representaciones iniciales de la historia han cambiado porque han variado también mis conocimientos en base a la investigación de otros textos más críticos, reconociendo que hay omisiones o conocimientos fragmentados en los libros de texto, por lo que he tenido que buscar más información que me ha permitido tener otro panorama. además es necesario que el alumno pueda trasladar un conocimiento del pasado al presente, identificar las similitudes en las causas y las consecuencias de un hecho histórico.
Mi función como docente para lograr que los alumnos aprendan historia de una forma amena es ser una docente investigadora y crítica, inducirlos a no quedarse en la simple información de un texto, a interactuar con el hecho histórico, haciéndose parte de su propia historia, motivándolos a conocer los hechos pasados como el cimiento de su presente y de su futuro.