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Egresada de la BENV "Enrique C.Rébsamen" Generación "José Mancisidor" 1984-1988 VIBORAS

domingo, 18 de septiembre de 2011

Compromisos de la profesión docente en la educación básica

El proceso de articulación de la educación básica pretende  una transformación de la práctica docente para que transite del énfasis en la enseñanza al énfasis en la generación y el   acompañamiento de los procesos de aprendizaje, teniendo como centro al alumno.
Nuestra labor docente requiere de un trabajo arduo y en ocasiones, con muchos contratiempos, pero que no nos deben detener para lograr estar al nivel de lo que nuestro país requiere al formar parte de un escenario internacional desafiante, competitivo y complejo que implica la participación de todos.

Los principales compromisos que tenemos los docentes al articular los tres niveles de la educación básica son primordialmente los siguientes:
·         Impulsar una formación integral de las alumnas y los alumnos de educación básica.
·         Desarrollar competencias tomando en cuenta los aprendizajes esperados y  los estándares curriculares.
·         Resignificar a la educación básica y, particularmente, a la escuela de sostenimiento público.
·         Brindar educación de calidad teniendo como meta el perfil de egreso de educación básica.
·         Incrementar de manera generalizada y sostenida la calidad educativa, referida en términos de las competencias desarrolladas y demostrables en los estudiantes a través de pruebas estandarizadas.
·         Estar inmerso en un proceso de mejora continua, en base a los retos que se nos presenten al interior de nuestros centros de trabajo y de la sociedad.
·         Diagnosticar necesidades y debilidades de nuestras escuelas y desempeño docente para llevar a cabo acciones que fortalezcan nuestra práctica docente.
·         Realizar y elevar la gestión educativa, el diálogo y las  relaciones constructivas con instancias e instituciones académicas y sociales que permitan el fortalecimiento institucional.
·         Privilegiar la equidad como estrategia y condición esencial para el desarrollo educativo.
·         El principal reto es establecer los puentes de aprendizaje para lograr que el estudio sea realmente una continuidad entre preescolar, primaria y secundaria, lo que  se logrará en la medida en que los profesores trabajen para los mismos fines, a partir del conocimiento y de la compresión del sentido formativo de cada uno de los niveles.

Semblanza profesional a partir de revalorar la práctica educativa.

Semblanza profesional a partir de revalorar la práctica educativa.

Soy de aquellos docentes que tuvieron la fortuna de contar con excelentes profesores en su paso por aulas de Educación Primaria, Secundaria y Profesional, con un breve paréntesis en educación Media, puedo recordar claramente las formas de enseñanza de algunos de ellos, la calidez y confianza con la que me trataban, aunque es bien cierto, que cuenta mucho la dedicación que uno como alumno mostraba en el salón de clases, pues esos mismos mentores, habrán dejado otra clase de recuerdos en aquellos compañeros que no mostraban el mismo interés, sólo que hubo un maestro que, supongo habrá dejado mejor huella para muchos, fue mi profesor de 1°, 4°, 5° y 6° grados de educación primaria, con tantos años que nos trató que por fuerza le profesábamos un gran cariño y respeto, había un ambiente de camaradería y él siempre se esforzaba por tener en cuenta nuestros intereses y partir de ahí para enseñarnos lo mucho que sabía, era un clásico maestro con vocación y eso me lo heredó, aunque no sólo a mí, hay más que como yo, que con su ejemplo decidimos en el camino seguir sus pasos, a veces caigo en cuenta que imito ciertas actitudes suyas, como son: el conocer más a mis alumnos fuera del aula y de la escuela, así como su entorno familiar para poder entenderlos y aceptarlos, dejar que ellos sean autónomos, pero mantener esa vigilancia y la autoridad que permite un trabajo más eficaz para todos… claro que no tengo todas esas herramientas que él tenía, pero si otras que fui aprendiendo de otros, que como él, amaban su trabajo, es así como en la secundaria conocí y aprendí de más de un profesor: los de Español  me hicieron ver que la ortografía tenía un largo camino y que era una asignatura que ayudaría en todas las demás, los de Matemáticas exprimieron mis razonamientos lógico matemáticos que aún conservo y trato de que mis alumnos amen esta asignatura que tanto trabajo me costó, mis profesores de Biología, Geografía e Historia me hicieron enamorarme del conocimiento, de la lectura independiente y de la vida, pero sobre todo me dieron el empujoncito que me hizo pensar y redefinir mi vocación, aunque en ese entonces, aún no sabía en cuál de los niveles ni en qué área me desenvolvería. En el bachillerato, no hubo ese auge en mis docentes, pero si tenían  la intención de enseñar, sólo que sus prácticas no me llamaron tanto la atención, no por eso dejaron de poner esos granitos de arena que fortalecieron sólo conocimientos. Fue ya en la Escuela Normal Veracruzana donde conocí que mis profesores fueron especiales, me correspondió estudiar y prepararme en la primera generación de Licenciatura en Educación Primaria, los Planes y Programas eran incipientes, sin embargo, creo que en su gran mayoría mis maestros no se dieron por vencidos y pusieron lo mejor de sí para sacarnos adelante lo mejor posible, no me puedo quejar, mi alma mater puede sentirse satisfecha, estoy convencida que las teorías, las prácticas y las experiencias que tuve en mi carrera profesional fueron unos pilares de gran cimiento que me dieron la oportunidad de servir a la niñez por ya 23 años escolares.

     Inicié mi labor docente con muchos tropiezos, las caídas lastimaron mi orgullo de egresada de tan prestigiosa institución, así que me di cuenta que la actualización debía ser permanente, porque aunque tenía bases firmes, los cambios eran inminentes y a los 5 años de labor docente experimenté el cambio de programas, por ende también de formas de enseñanza, evaluación y administración educativa, me ha tocado vivir de todo un poco, como a muchos de mis compañeros. Empecé de maestra frente a grupo en una comunidad que me arropó como hija predilecta por muchas familias, también fui directora comisionada con grupo en mi segundo año de servicio ya en otra escuela y qué de errores cometí, de los cuáles no quiero acordarme, de ahí en adelante fui más responsable; pasé por otra escuela que fue mi eslabón a la siguiente de la que aprendería más de lo que aprendí en las tres primeras, ahí conocí a dos maestras, mis directoras por excelencia, que me dejaron florecer en toda la extensión de la palabra, me motivaron a conocer mis logros y a dar lo mejor de mí misma, en aquel cuarto centro de trabajo permanecí por catorce años y mi prestigio laboral era mi mejor fortaleza,  pero los cambios son sanos y tuve que emigrar hacia mi actual escuela, donde me ha costado trabajo, no desempeñarme en mi labor, sino acostumbrarme a no contar con un equipo de trabajo organizado y funcional, pero que me llena de satisfacción porque a pesar de eso, el engranaje funciona y siguen en pie esas ganas de lograr ciudadanos del mundo. Y otra vez, siento la enorme responsabilidad de transitar por nuevas reformas educativas que me incentivan  a actualizarme y como se dice: Renovarse o morir, lógicamente prefiero RENOVARME.
    En estos 23 años de servicio, han pasado por mis aulas, hermosas aves que han emplumado, algunas vuelan alto, otras permanecieron en vuelo bajo y otras más han caído, pero de todas me siento orgullosa y en mi recuerdo viven cientos de caritas, que cuando las encuentro y me reconocen, siento que mi trabajo se da por bien servido. Día a día veo en mis alumnos ese potencial que tiene nuestro país y siento la enorme responsabilidad por la labor que desempeño y me es muy grato decir que también al verlos me siento afortunada de contar con sus sonrisas y su cariño, el mejor regalo que un maestro puede tener.

PROFRA. MARÍA ANA MARTINEZ HERRERA.